sábado, 14 de julio de 2012
BODEGON EN JULIO
La paz esta censada en cualquier calle y los relojes sin horas tienen pesadas manillas que se mueven con lenteza de chorro de miel fria , y todos los dias las manos pintaban con pinceles de generosidad un nuevo motivo en aquel bodegon que julio enmarcaba , puntualmente , en cuanto la carne del campo olia a raspa sacrificando en los circos cereales de las eras . Quiza el primer toque lo daban unas ciruelas frailes o aquellas otras , amarillas y dulces como la memoria del primer veso de verdad , y puestas sobre sobre un canasto de varetas de olivo , junto a las brevas , esas señoras enlutadas y culonas como damajuanas frutales , echadas mimosamente en un lecho de grandes y rasposas hojas de higuera , como si hubiesen querido hacer su ultimo viaje en los mismos paños que las vieron nacer , los racimos de uva blanquilla que refrescados con agua del pozo se comen cuasi como quien muerde un pecado , pero la gran aportacion al bodegon son las sandias que cuando el cuchillo entra en ellas para abrirlas , parece que se rajan las paredes de la casas , y cuando llega al paladar del alma el dulzor de esa carne frutal y unica es la firma ultima del bodegon .
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