La intemperie es un permanente campo de batalla , es una lucha constante , que a veces fortalece y a veces mata , la misma luz de sable flamigero del sol del medio dia es capaz de quemar las verdes hojas de las parras que cubren el sombrajo , que anima a multiplicarse en flores rojas a los brazos de la bungavilla , la misma luz que precipita la madurez en las tierras , es la que redondea el verdor del chopo , y el grito de jubilo del fresno al que no hay sol que le venza la aparente vulnerabilidad de sus tiernas ramas y mas diminutas hojas , quiza ese lujo se convierte en tristeza si supisemos como sufren las indefensas criaturas del verano que no tienen donde esconderse , las manos verdes de llas grandes hojas de la cepa que se sacrifican con tal de defender los frutos , y los racimos duermen escondidos , como polluelos bajo las alas de su madre , sin que apenas los notemos , aunque basta separar tres o cuatro hojas medio quemadas para ver el verdor intacto , sin que el sol les haya roto el cristal donde la uva embotella su dulzor .
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